Caminando...

La crueldad de muchos malnacidos se ha manifestado a lo largo de la historia y quienes la han sufrido, siempre han sido los más débiles, los desposeídos.  Es descorazonador ver la muerte rondando alrededor de miles de niños hambrientos.  Es absolutamente vergonzoso observar la mirada perdida y la resignación de miles de madres que ofrecen a sus hijos sus pechos resecos esperando el milagro.  Es cruel negar un futuro mejor a quienes huyen de la sinrazón de la violencia política o religiosa cerrando fronteras.  Son repugnantes las sistemáticas violaciones de cientos de mujeres esclavizadas y obligadas a prostituirse.  Es miserable martirizar con la indiferencia a los mártires del llamado tercer mundo, quienes trabajan por unos salarios ínfimos para satisfacer nuestras ilimitadas ansias de consumo. Vivimos en un mundo repleto de santas y santos inocentes: niños, mujeres, jóvenes, ancianos. Seres humanos a quienes no debemos olvidar ningún día del año mientras sus condicione

Ni todos los viajes, ni todos los viajeros son iguales. Aún teniendo el mismo destino, la percepción de lo vivido resulta diferente. Las emociones sentidas ante cualquier estímulo sensorial dependen de cada uno. La diversidad de receptores es muy grande. El sexo, la edad, la condición social, la educación, el estado de ánimo, etc, son condicionantes que determinan dichas sensaciones.  El viaje no deja de ser una continua sucesión de acontecimientos e imprevistos que muchas veces exceden positiva o negativamente nuestras expectativas.  Quienes han viajado poco en general, valoran en exceso el exotismo, la lejanía y el riesgo, sin tener en cuenta las verdaderas motivaciones que existen detrás de cada individuo.  Hay viajeros que viajan sólo por el hecho de huir de una vida monótona y anodina que no le permite reconocer y disfrutar de las pequeñas maravillas que le rodean en el día a día.  Otros son incansables buscadores de nuevos horizontes, de nuevas culturas, de nuevas form

No puedo evitar la sensación de sentirme como un soldado, que aislado en la trinchera, intenta preservar su vida, su futuro y sus ilusiones entre los cadáveres de los compañeros. Se hace eterna la espera desesperada del ataque definitivo del enemigo, que trata de eliminar el último reducto de libertad ideológica y vital que he siempre he defendido. La incertidumbre que rodea esta batalla, definitiva en el curso de la guerra, acentúa la necesidad de un desenlace rápido y decisivo. La victoria, nuestra victoria, supondría la erradicación de la injusticia y aseguraría la fraternidad entre todos los seres humanos que poblamos este maravilloso mundo que llamamos tierra. La derrota, nuestra derrota, nos abocaría al fratricidio entre iguales y convertiría este planeta azul en un infierno de desigualdad y de miseria. No existe ninguna señal que indique que estamos en el terreno de los vencedores, y sí la certeza de que ellos, los poderosos, los insensibles, los miserables, los fascistas, los

Guardo en lo más profundo de un cofre, todas mis emociones y todos mis deseos, los realizados y los que están por llegar, enredados en  un alma  herida varias veces,  suturada, cicatrizada y sanada otras tantas.   Capaz de perdonar, comprender y  renacer, libre de prejuicios y mirando al horizonte Hay quienes se acercan por curiosidad, observando la superficie del envoltorio  e intentan descubrir lo que encierra, No saben, no intuyen siquiera, que sólo  se necesita la llave del amor. Quien logra destaparlo, se sorprende al reconocerse en el interior.  

Ilusiones extraviadas. ¿Dónde están  los besos que no nos dimos? ¿Dónde han ido  los abrazos que tenía para ti? ¿Dónde guardo  los te quiero que me quedan? ¿Dónde se ocultan los brindis al amor que nos faltan? Corazón sorprendido. ¿Porqué ocupas  cada latido de mi corazón? ¿Porqué invades cada palabra que escribo? ¿Porqué preocupas  mis sentimientos más arcanos? ¿Porqué eres dueña de lo que está más allá de la razón? Alma en construcción. Quizás el mar contenga todas las respuestas que los dioses no quisieron,  o no supieron darme, entre las voces que surgen en la eterna Sinfonía  Marina  de las olas bravas avanzando hacia la playa.

Desearía estar preso, rehén de tus brazos, del aroma de tu piel. Cautivo de tus besos, encadenado a tu sonrisa, sujeto por tu cuerpo. No quiero ser liberado de esta dulce condena que me impuse el día que cometí el delito de dejarme seducir por tu esencia,  Mujer.

Sería fantástico amar  y eliminar las distancias    y detener el tiempo     y viajar muy lejos      y bebernos el mundo       y comernos a besos       y abrazar el futuro         y vivir hechizados          y compartir la risa           y hablar con miradas            y caminar descalzos             y sortear los peligros              y descubrir la luna               y amanecer en cueros                y llorar de alegría                 y olvidar la vergüenza                  y mojarse con la lluvia                   y alcanzar las estrellas                    y sanar nuestras almas                     y acariciar cada momento                      y fluir como los ríos                       y alejar nuestros miedos                        y salvar nuestras vidas                         y proteger el amor                          y negarse a la rutina                           y bailar sin música                            y cantarn

Desenvuelvo  con bíblica paciencia  algunas palabras guardadas  en lo más profundo del baúl  donde atesoro los sentimientos.  Me acerco hasta el recuerdo  de miradas cómplices que nacieron en cualquier momento  sin venir a cuento.  Viajo por un universo que crece  que se transforma  cada milésima de segundo.  Un universo de miles de constelaciones  distintas a las del resto de los mortales  que contiene sensaciones y deseos,  guerras perdidas y batallas ganadas,  luces y sombras,  amores y desamores,  angustias y alegrías,  amaneceres luminosos y tristes tardes de otoño,  soledades y bullicios,  amigos y amantes,  travesuras y locuras,  tierras calcinadas y bosques frondosos, muertos y muerte,  vivos y vida.  Todo cabe aquí.  Todo es verdad. Todo forma parte del camino  por el que camino cada día, celebrando la vida sin pausas, siguiendo el rastro del paraíso terrenal donde habita y palpita el amor. Desafiando la sole

A veces, cuando pintan copas, duermo en el que fue mi hogar en la infancia, la adolescencia y la segunda adolescencia que llaman juventud. A veces, cierro los ojos y sueño que al despertar encontraré la sonrisa de mi padre y el clásico reproche de mi madre cuando  tras una larga noche retornaba después de amanecer. A veces, creo que al abrir los ojos el tiempo no ha pasado ni para mi, ni para nadie y me aferro a esa idea, a ese deseo hasta que me miro en el espejo. A veces, recupero esencias del pasado, durmientes en mi viejo dormitorio llenas de incontenible energía, adornadas de ingenuidad sexual y de amores inconfesables. A veces, no quiero soñar nada porque quizás no sirva de nada, pero otras necesito soñarlo todo, no vaya a ser que, si no te sueño, dejes de existir por no soñarte.

Hubo un tiempo,  en que fuimos ángeles  y podíamos alcanzar la luna,  desafiando las leyes físicas.  Nos cercenaron las alas  cuando descubrimos  que podíamos ser libres  y volar donde quisiéramos.  Y fueron la música y la poesía,  quienes nos rescataron,  rompiendo las cadenas  que nos ataban a lo terrenal. Liberada quedó la imaginación,  y rescatados los sueños,  las ilusiones y los deseos de volar que nos fueron arrebatados.

El camino no presentaba ninguna dificultad que no pudiera ser resuelta con cierta facilidad, pero un sudor pegajoso y salado le cubría cada uno de los poros de la piel, ya que, aunque el día comenzaba a declinar, el calor era aún muy intenso.  En una de la revueltas del sinuoso sendero de cantos rodados, muy cerca de donde se encontraba, descubrió el dorado reflejo del sol del atardecer sobre la cristalina superficie de un pozo profundo, apartado y  protegido por una muralla de roca de las indiscretas e incómodas miradas de cualquier caminante despistado.  El cadencioso murmurar del río en su casi infinito transitar a través de los tiempos, parecía tomarse un descanso, pues reinaba en aquel lugar el prudente sonido, disfrazado de silencio, del bosque que le resguardaba.  No pudo rechazar aquella inesperada invitación.  Y buscó un lugar por donde llegar al otro lado.  Se respiraba paz.  Se desnudó y colocó su ropa y su calzado cuidadosamente sobre la hierba. Al tantear

Vivir en presente  como si el pasado no existiera, sin preguntarse por el futuro,  abrazando las emociones,  calados por los sentimientos, lanzados a la aventura,  olvidando los fracasos,  naciendo cada instante, inocentes como los niños, acariciando cada momento, caminando de la mano, sin pesados equipajes, con la locura de los amantes, ignorando el qué dirán, nadando a contracorriente, mirándose de frente, tomando a sorbos la vida, anocheciendo entre besos, amaneciendo felices sin ropa, sin premeditación ni alevosía, entre tenues luces sin sombras.

La imagen que le devolvía el espejo le resultaba familiar pero no acertaba a a ponerle un nombre, ni una situación que ambos hubiesen vivido juntos. La memoria había decidido largarse, no se conocen las motivaciones, ni el destino de su destino, pero sucedió en el momento más inoportuno, y una especie de densa neblina había ocupado el lugar vacío que dejó tras su huida, borrando de un plumazo cualquier lazo con el pasado.  Sin embargo, no todo se había desvanecido. En el momento que sonaron los acordes de aquel viejo tema del 73, regresaron sensaciones perdidas y momentos inolvidables que quizás no pertenecían del todo al pasado sino a lo que estaba por venir.  Y lo cierto, es que poco importaba lo que hubiese sucedido antes, mucho antes, lo que realmente significaba algo, eran los recuerdos que había vivido en fechas más cercanas, cuando el azar escogió una de las más bellas canciones de amor para ser interpretada.

Anoche soñé contigo Entre las sombras descubrí tu rostro Escuché tu la calidez de tu voz Mientras el silencio rodeaba mi alma Deseé estar a tu lado Sentir tus latidos por primera vez Vivir no sólo el sueño y la ilusión Nacidos de la distancia y la casualidad Quise ser piel, sudor, sensaciones, Libertad, besos, calor, emoción, pasión Anoche soñé contigo.

El buscador de perlas se sumerge en las profundidades del mar  deseando encontrar  la más hermosa de todas las perlas Así comienzo cada día,  buceando entre las palabras y los silencios  de quienes con una frase, una canción,  una imagen, una sonrisa,   son capaces de despertar mis emociones,  mis sentimientos más profundos,  olvidados en algún rincón  que algunos llaman alma. El buscador de perlas  aguanta hasta el límite su respiración  para descubrir el regalo  que le espera en el fondo del mar  para mostrar a los demás,  la perfección y la belleza  fruto de la sabia naturaleza,  sin manipulaciones. Como la ostra, que reacciona  cuando atrapa una partícula ajena para esculpir pacientemente una joya perfecta y maravillosa, así reacciono yo, cuando presiento  que algo o alguien especial  se ha posado dentro de mi ser, sintiendo crecer en mi mente,  y en mi corazón la necesidad de contarlo.

Si creyese en la fatalidad del destino,  juraría que se ha empeñado en derrotarme,  colocando en mi caminar toda suerte de obstáculos.  Y abrumado por la tristeza, el desánimo y la melancolía,  me sentaría a un lado del camino,  me despojaría de mi mochila cargada de ilusiones y deseos,  soltaría las hebillas de mis sandalias peregrinas  y esperaría, falto de motivaciones, la llegada de la nada. Pero la fatalidad sólo existe en las antiguas tragedias griegas  y soy yo quien elije la suerte de mi destino  cuando decido actuar  de una determinada manera  ante las dudas y las dificultades que surgen.  En este viaje no estaré solo.  Siempre encontraré alguien con quien compartir  las alegrías y las desdichas del camino.  No importa cuanto tiempo ni cuanto recorrido.

Me gusta cuando sitúas,  con calculada prudencia,  los puntos sobre las íes. Me gusta cuando colocas,  sin darte importancia, la diéresis en cualquier vergüenza. Me gusta cuando ubicas, con precisión de relojero, el acento de una palabra esdrújula. Me gusta cuando acomodas, acertadamente, la eme antes de la be o la pe. Me gusta cuando intercalas,  sin un atisbo de sonrojo,  la hache sabiendo que no sonará.

Hasta hoy, el otoño no había calado en mi ser Otoño frío que descarna la verde naturaleza Proponiendo un paisaje de tonalidades rojizas Otoño de emocionados silencios, de introspección, Ávido del necesario calor de naturaleza humana Que se precipita en el alma y ayuda a resistir Los embates de la gélida y cruel melancolía Otoño para abandonar pensamientos caducos Dejando que agonicen en su agónica muerte Mientras se dirigen absortos y ensimismados Hacia los yermos territorios del vecino invierno Otoño atrevido que propone con total sutileza Oportunidades de propiciar nuevos encuentros Enmarcados en cálidos y acompasados sonidos Rescatados de lo más profundo de los recuerdos.

La nefasta gestión de los diferentes gobiernos, protegiendo los intereses de los poderosos, ante a la grave crisis causada por la especulación de quienes manejan el tinglado económico, no sólo en este país sino en todo el mundo, nos ha arrojado al abismo de la precariedad laboral, el deterioro de los servicios sociales. de la educación, de la sanidad, de la justicia... La corrupción se ha enquistado en todos los niveles de la sociedad, la banca, los empresarios, los sindicatos, los partidos... Identificar la ayuda a la inmigración como la causa de todos nuestros males es un grave error. La pura demagogia populista de alcaldes prometiendo "sacar la mierda a hostias" y asegurando que "los inmigrantes abusan de las ayudas sociales", alimentan el resurgimiento de actitudes racistas, xenófobas e insolidarias. Dejemos de mirarnos el ombligo, alcemos la vista y miremos de frente a la realidad. El problema de la inmigración no lo han ocasionado quienes, jugándoselo t