Batalla
No puedo evitar la sensación de sentirme como un soldado, que aislado en la trinchera, intenta preservar su vida, su futuro y sus ilusiones entre los cadáveres de los compañeros. Se hace eterna la espera desesperada del ataque definitivo del enemigo, que trata de eliminar el último reducto de libertad ideológica y vital que he siempre he defendido. La incertidumbre que rodea esta batalla, definitiva en el curso de la guerra, acentúa la necesidad de un desenlace rápido y decisivo. La victoria, nuestra victoria, supondría la erradicación de la injusticia y aseguraría la fraternidad entre todos los seres humanos que poblamos este maravilloso mundo que llamamos tierra. La derrota, nuestra derrota, nos abocaría al fratricidio entre iguales y convertiría este planeta azul en un infierno de desigualdad y de miseria. No existe ninguna señal que indique que estamos en el terreno de los vencedores, y sí la certeza de que ellos, los poderosos, los insensibles, los miserables, los fascistas, los ...