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Mostrando entradas de abril, 2018

Plegaria

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Líbranos Señor  de especuladores y de banqueros,  de salvapatrias y de traficantes de sueños,  de advenedizos y de iluminados,  de mentirosos y de hipócritas,  de vendedores de humo y de explotadores,  de corruptos y de dictadores,  de tv13 y de Sálvame (en cualquiera de sus formatos),  de Federico Jiménez Losantos y de Carlos Herrera,  de Pablo Motos y Salvador Sostres entre otros muchos,  de la derecha retrógrada y de sus secuaces,  de vagos profesionales y/o amateurs,  de intelectuales de pacotilla y de opinadores que saben de todo,  de chistosos sin pizca de gracia,  de racistas y de lobos con piel de cordero, de pederastas y de asesinos de mujeres,  de criminales sinvergüenzas de cualquier pelaje  y aparta de nosotros la Ley Mordaza.  AMÉN

El desierto y las pequeñas cosas

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Seguro que muchos tenemos en la memoria el episodio del retiro de Jesucristo en el desierto donde el evangelista Mateo, narra cómo el diablo convencido de que las debilidades del cuerpo y el alma después de cuarenta días y cuarenta noches de ayuno eran suficientes para doblegar las más íntimas convicciones. Pero se equivocó. El recuerdo de este relato me ha llevado a pensar en las largas travesías por diferentes desiertos, plagados de tentaciones, por los que transitamos a lo largo de la vida. Desiertos sin oasis donde saciar la sed, ni frutos con los que combatir el hambre. Desiertos donde habitan nuestros miedos, nuestros deseos imposibles, nuestras ansias de ruptura con todo lo que no nos permite avanzar para crecer, tentados por la comodidad y la seguridad de la rutina. Desiertos en los que somos manejados por el incesante girar de una gigantesca rueda repleta de atractivos objetos materiales que supuestamente nos proporcionan la felicidad. Desiertos donde olvidamos que la

La noche

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Dicen,  algunos,  que trae consigo las esencias  de los besos más hermosos. Dicen,  también,  que atrae pensamientos,  dudas y peligrosas certezas de amor. Dicen,  además,  que puede durar una eternidad o ser fugaz  como un rayo en la tormenta. Dicen, incluso,  que sólo la pálida luz de la luna  puede envolver la fascinante desnudez de la noche.

Decálogo

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Despojarse de etiquetas propias o ajenas.  Mantenerse al margen de lo que opinen quienes opinan de todo.  Desertar de obligaciones consentidas o autoimpuestas que producen tristeza. Llorar de emoción sin sentirse provocado por las burlonas miradas de los que miran sólo por mirar.  Reír como locos con lo que provoca la risa sin que las carcajadas molesten a quienes sufren.  Dejarse calar por la lluvia sin salir corriendo en busca de cobijo.  Mirar la luna y adivinar en sus oquedades como se aman los amantes.  Olvidar lo que un día fuimos o pretendimos ser.  Aspirar a ser sólo lo que somos.  Amar y Vivir en el límite de lo permitido y lo prohibido.

El Puente

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Cruzaba el Puente Romano sobre el río Tormes, en una típica gélida noche del invierno castellano, a esa hora tardía, en la que la luna se despliega pintando con su tenue luz, sombras e imágenes de colores imposibles. Las manos, resguardadas en los bolsillos de su raído abrigo, jugueteaban con las pocas monedas que le habían sobrado tras su paso por la taberna, en la que todas las tardes compartía con los compañeros de toda la vida, interminables partidas de cartas, regadas generosamente con el recio vino tinto de la Sierra salmantina. Del camino, que recorría cada jornada, conocía cada piedra del empedrado. Se jactaba de ser capaz de transitarlo con los ojos cerrados. Pero aquel día, bien por el lacrimeo incesante causado por el intenso frío, bien por la ingesta del alcohol, bien por los reflejos de la luz de la luna o bien por la combinación de todos estos elementos, lo que percibieron sus ojos fue algo absolutamente distinto a lo que acostumbraban. Un sentimiento de pánico se apoder

Sed de futuro

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Los sentimientos fluyen.  Sortean todas las barreras  viajando sin descanso  hacia el mar de los deseos.  No los reprimas,  déjalos crecer,  exprésalos sin miedos,  con valentía. Acéptalos como algo natural,  inevitable y maravilloso.  No te abandones.  No abraces el pasado. Sólo deja posos de melancolía .  Lo que fue no volverá.  Mira hacia el futuro. Sonríe. Vive el ahora  antes que sin querer, se convierta en ayer.  No desesperes.  A pesar de la extrema aridez  en un desierto de decepciones,  siempre encontrarás el agua.  Te reconciliará con el mañana. Aliviará tu sed de felicidad.  ¡Arriésgate!  ¡No hay nada que perder! ¡Queda todo por ganar!"