Karaoke
A veces, el aura del viento sur nos atrapa, nos seduce y nos provoca. A veces, nos dejamos mecer por sus vaivenes y permitimos que resuelva, a su entero albedrío, lo que está prendido en ese alma que todos tenemos y al que pocas veces nos referimos por temor a demostrar cómo somos y cómo sentimos. Y a veces, sin pretenderlo, sin premeditación, sin alevosía y con un toque incierto de nocturnidad y aromas de la sabiduría que impregna la ingesta de alcoholes suaves, pero efectivos, como la cerveza y la excelencia del vino blanco verdejo, reviven el maravilloso mundo de la interpretación de canciones que llevamos pegadas al corazón y de las que no sé muy bien porqué nos avergonzamos en mostrar en público. Cuando uno, unos, dos o más se arriesgan a desnudar sus vergüenzas infundadas y se lanzan a contarlas y cantarlas, la existencia se vuelve más amable, más de verdad. No importa que la música no sepa cómo acompasarse con la letra. La culpa, si ...