Cuando pintan copas

A veces,
cuando pintan copas,
duermo en el que fue mi hogar
en la infancia, la adolescencia
y la segunda adolescencia
que llaman juventud.

A veces,
cierro los ojos y sueño
que al despertar
encontraré la sonrisa de mi padre
y el clásico reproche de mi madre
cuando  tras una larga noche
retornaba después de amanecer.

A veces,
creo que al abrir los ojos
el tiempo no ha pasado
ni para mi, ni para nadie
y me aferro a esa idea, a ese deseo
hasta que me miro en el espejo.

A veces,
recupero esencias del pasado,
durmientes en mi viejo dormitorio
llenas de incontenible energía,
adornadas de ingenuidad sexual
y de amores inconfesables.

A veces,
no quiero soñar nada
porque quizás no sirva de nada,
pero otras necesito soñarlo todo,
no vaya a ser que, si no te sueño,
dejes de existir por no soñarte.








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