Dulce condena
Desearía estar preso,
rehén de tus brazos,
del aroma de tu piel.
Cautivo de tus besos,
encadenado a tu sonrisa,
sujeto por tu cuerpo.
No quiero ser liberado
de esta dulce condena
que me impuse el día
que cometí el delito
de dejarme seducir
por tu esencia,
Mujer.
Comentarios