Brasas






Crepitan las rojizas brasas suspirando breves suspiros 
queriendo llamar la atención al intuir su fin cercano. 
Se abrazan temerosas las insignificantes llamitas, 
tratando de hacerse fuertes, queriendo crecer de nuevo. 
Desean la inmortalidad para no ser sólo una fugaz evocación 
de calor y color. 
Buscan con avidez el alimento necesario que les devuelva el esplendor perdido. 
Pero no lo encuentran. 
Los suspiros se vuelven sollozos silenciados por un humo blanquecino 
que poco a poco las envuelve y les impiden seguir respirando. 
Agonizan lentamente. 
¿Adónde se fue el violento poder del que se enorgullecían 
cuando sus potentes lenguas desafiaban al cielo? 
¿Serán recordadas cuando no sean nada consumidas definitivamente?
O por el contrario, 
¿se sumirán irremediablemente en el más terrible de los olvidos? 
Exhalarán su último aliento, respirando la última fumarada 
que se elevará hacia lo infinito. 
Una mancha sombría y silenciosa permanecerá sobre la tierra 
hasta que el viento y la lluvia las hagan desaparecer, 
para siempre.

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