Entradas populares de este blog
Quiero
Quiero ser verso liberado de grilletes de asfixiante métrica, en un espacio de libertad. Trato de zafarme de férreas cadenas que impiden remontar el vuelo y soñar y vivir y morir en el intento si fuera necesario. Necesito romper, sin romperme, las invisibles ataduras que por invisibles nadie cree que existan. Hay vida más allá de lo que cotidiano y lucho incansablemente contra el pesimismo invasor. Miro a través del cielo gris, dueño de este domingo gris. Sé que por encima de grisura existe un bello azul radiante. Espero, sin desesperar, reconocer entre la multitud, el color del mar, el bosque en otoño, o del reflejo del sol, en unos ojos, en una mirada, en una sonrisa que señale un comienzo, una nueva aventura. La aventura de vivir, la emoción de sentir, el hecho de respirar, de saborear el amor, bailarlo y cantarlo sin complejos, sin dudas, con la tensión propia de la pasión, del dejarse llevar, de amanecer de nuevo. Pu...
El amor... nunca error
¡Hagámosles frente!
A los fascistas de nuevo cuño. ¡Hagámosles frente! Siempre han estado entre nosotros. Han sabido esperar. Se han aprovechado de nuestras debilidades. Han sacado partido de nuestra apatía. Son un virus que se propaga con rapidez. Fascistas de mierda. Racistas hijos de la grandísima puta. Homófobos repugnantes. Machistas asquerosos y rastreros. Sembradores de odio y mentiras. Asesinos de la convivencia. Señoritos indeseables. Nazionalistas de libro. Imbéciles con ínfulas absolutistas. Despreciables inhumanos. ¡Hagámosles frente! Dijimos un día: ¡No pasaran! Y pasaron. Violando las libertades. Aniquilando el pensamiento. Disfrutando del matar por matar. Ahogando la vida. Hiriendo el sentido común. ¡Hagámosles frente! Sino, pasaran a cuchillo nuestro futuro. Y el de quienes vienen detrás. Unidad contra el fascismo. Ni un paso atrás. ¡Hagámosles frente!
Karaoke
A veces, el aura del viento sur nos atrapa, nos seduce y nos provoca. A veces, nos dejamos mecer por sus vaivenes y permitimos que resuelva, a su entero albedrío, lo que está prendido en ese alma que todos tenemos y al que pocas veces nos referimos por temor a demostrar cómo somos y cómo sentimos. Y a veces, sin pretenderlo, sin premeditación, sin alevosía y con un toque incierto de nocturnidad y aromas de la sabiduría que impregna la ingesta de alcoholes suaves, pero efectivos, como la cerveza y la excelencia del vino blanco verdejo, reviven el maravilloso mundo de la interpretación de canciones que llevamos pegadas al corazón y de las que no sé muy bien porqué nos avergonzamos en mostrar en público. Cuando uno, unos, dos o más se arriesgan a desnudar sus vergüenzas infundadas y se lanzan a contarlas y cantarlas, la existencia se vuelve más amable, más de verdad. No importa que la música no sepa cómo acompasarse con la letra. La culpa, si ...
Comentarios