Arriesgar
Cuando el corazón
comienza a tomar decisiones
fiándose únicamente
de la intuición y la emoción,
sin pedir permiso
y sin consultar a la razón,
noto a flor de piel
la callosidad de viejas cicatrices
y la incorpórea huella
de algunos trozos de metralla
recibidos en algunas de las mil batallas,
de esas que a todos nos toca librar,
que me recuerdan el pasado,
como queriendo prevenirme
de antiguas derrotas,
como procurando mantenerme a salvo,
bajo la protección
de un intangible e irreal
caparazón a prueba de fracasos.
Pero dijo un poeta*:
"La vida es de los que arriesgan,
de los que muerden sin prejuicios la manzana".
Y yo me atrevo a proclamar,
a quienes quieran escuchar,
que la vida es para vivirla,
para tomarla a sorbos
en compañía de tus amigos,
para tropezar mil veces
y levantarse otras tantas,
para rendirse al amor
rindiendo al desamor,
para aprender de los errores,
para sonreír al mal tiempo,
para deleitarse en los placeres
de las pequeñas cosas.
*Nota: El poeta es Juan Mari Montes, letrista de canciones de Cómplices, Loquillo, Ana Belén, José Mercé, Hilario Camacho, Nacho Campillo o Javier Ojeda.
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