Envite

El tiempo se escapaba muy deprisa y en algún momento de su vida, la balanza de la suerte se inclinaría hacia su lado, pensó.
Creyó que había llegado el momento de arriesgar y de comprometerse, y dejándose llevar por el corazón, lanzó el reto sin un asomo de duda.
Decidió que nunca más se quedaría con la sensación de no haberlo intentado, así que mostró sus cartas y apostó todo al doble o nada.
Quizás perdiese aquel envite pero la posibilidad de dar marcha atrás se desvaneció.
La suerte estaba echada.


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